1. No hay nada peor para la autoestima que levantarse con la intención de adelgazar y acostarse con el consabido “mejor la próxima semana”. Haga una lista de las razones que tiene para bajar de peso y, si realmente la convencen, póngase una fecha de comienzo del régimen y otra de final, con objetivos logrados.
2. ¡Olvídese de las dietas milagrosas! El pomelo puede ser una fruta con pocas calorías, pero una dieta de tres días a base de pomelo es pan para hoy y hambre para mañana. Adelgazar sin arriesgar la salud física y mental requiere un tiempo. Recuerde: la única comida que no engorda es la que queda en el plato.
3. Mastique bien los alimentos y tómese su tiempo para saborearlos.
4. Cuanto más sepa sobre las virtudes de los nutrientes y las necesidades del organismo, más capaz será de juzgar sus propios hábitos alimenticios y cambiarlos. Así es que entréguese a la lectura completa sobre dietética.
5. Comenzar un régimen responde a una necesidad de cambio. Quizás sea el momento también de renovar la imagen. El cambio en el clóset puede ser gradual, según vaya perdiendo peso. ¡Es un excelente estímulo!
6. Hay una norma infalible para no sucumbir a los poderosos encantos de los alimentos prohibidos en una dieta: elimínalos de tu lista de compras. “Ojos que no ven, corazón que no siente”.
7. Los especialistas no se cansan de advertir sobre la relación que hay entre las enfermedades actuales y la mala alimentación. Las dietas pueden ser la oportunidad precisa para comenzar a variar los hábitos alimenticios de toda la familia. No significa que los demás deban comer lo mismo que usted, pero sí podrían aprovechar el mayor surtido de comida sana y natural que habrá en la cocina.
8. Hay ciertas palabras que arrastran cargas sicológicas demasiado negativas. Régimen es una de ellas. Para muchas personas, pensar que están a dieta simboliza limitaciones, restricciones, privaciones, amargura y descontento. Destierre el vocablo de su vida, por lo menos durante el período que dure, y hágase a la idea de que en realidad está comiendo lo que mejor le sienta a su cuerpo.
9. La balanza puede ser su mejor amiga, pero también la peor si hace mal uso de ella. Evite pesarse cada día para saber cuánto ha adelgazado. Es mejor pesarse una vez a la semana y siempre en la mañana.
10. No se salte ninguna comida. Prescindir de una comida no la va a hacer adelgazar más rápidamente. Al contrario, el cuerpo toma nota de esta omisión y hace acopio de reservas en el almuerzo siguiente. Los buenos regímenes normalmente están pensados para aportar las dosis necesarias de vitaminas, minerales, proteínas, hidratos de carbono y grasas esenciales que el organismo necesita.
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