A través de la auto educación y la deliberada aplicación de este conocimiento, cualquiera puede conseguir resultados en la búsqueda de sus objetivos de llegar al peso corporal ideal. No hay que confundir ser delgado con ser flaco. La obsesión por la delgadez ha llevado a multitud de personas (sobre todo adolescentes y jóvenes) a padecer dos enfermedades realmente serias: la bulimia y la anorexia.
Para conseguir el peso adecuado es ideal seguir una dieta variada, equilibrada, suficiente y agradable, que nos proporcione todos los nutrientes esenciales y en las cantidades precisas.
Comer bien no es sinónimo de atiborrarnos de todo, pero tampoco lo es eliminar calorías porque sí. Además la alimentación debe estar acompañada por una actividad física regular y moderada que nos permita quemar todas las grasas acumuladas, tonificar los músculos y conseguir una silueta aceptable.
Si quieres olvidarte definitivamente del sobrepeso, las molestas “llantitas” o “rollitos” y disfrutar en plenitud de una vida llena de salud, energía y con una figura realmente delgada con músculos firmes, te proponemos que leas atentamente y lleves a cabo todas las indicaciones descritas en esta sección que constituyen sin duda un fantástico “Plan Integral para BAJAR DE PESO”.
En medio de la desesperación que a menudo presentan las personas obesas, y en su afán por entender el porqué de su facilidad para aumentar de peso, la glándula tiroides, es frecuentemente colocada en el banquillo de los acusados.
Para lograr adelgazar “en forma efectiva” debes poseer una guía de alimentación y ejercicios que constituyan tu nuevo “estilo de vida”.
Para eso te presentamos esta tabla dividida por temas que te permitirá elegir un sistema alimentario (Alimentación Natural y/o Antidieta), planes de ejercicios (intensivos, moderados o leves), conocer algunos Tips muy prácticos y consultar información referencial.
Sólo debemos aclararte que un problema que quizá tengas desde hace muchos años no lo vas a resolver en un par de semanas. Sin esfuerzo y constancia no se consigue nada; pero si a pesar de todo lo expuesto, decides continuar con una alimentación deplorable sólo por el simple hecho de sentir un placer digestivo transitorio, o con una vida netamente sedentaria, debes recordar que ambos son incompatibles con la figura que persigues. No pierdas más tiempo y comienza cuanto antes.
1. Beber Mucha Agua: Los líquidos tienen un efecto saciante. Hay que tratar de beber, fuera de las comidas, unos dos litros diarios (equivalente a 8 vasos).
2. Consumir Mucha Fibra: La cantidad mínima es de 25 gramos procedentes de verduras y frutas ricas en fibra soluble como cítricos, manzanas, papas, zanahorias, chícharos y acelgas, así como cereales integrales, sobre todo la avena y la cebada.
3. Tomar Bocados: Es necesario comer bocados que no engordan para “despistar” el apetito: una zanahoria, apio o un trozo de jícama.
4. Cambiar por Hidratos de Carbono Compuestos: Estos son pastas y panes integrales y no estimulan una secreción excesiva de insulina como ocurre con los hidratos de carbono simples (azúcar), pero hacen aumentar la producción de serotonina, que mantiene el ánimo alto y aplaca el apetito.
5. Tomar Aperitivos que Sacien: Un jugo de toronja antes de las comidas, por ejemplo, estimula la secreción de una hormona intestinal que da la sensación de saciedad.
6. Reemplazar los Condimentos: En vez de sal, utilizar especias como pimienta recién molida y hierbas aromáticas para dar sabor.
7. Purés o Sopas de Verdura Primero: Estas contienen agua, fibra y pocas calorías; reducen el apetito y, como todos los platos calientes, tienen un efecto relajante. Uno de los mejores: puré de tomates o sopa Minestrón.
8. Comer Lentamente: Los mensajes químicos de la saciedad tardan 20 minutos en llegar al cerebro; por lo tanto, la comida debe durar al menos media hora.
9. Controlar las Vitaminas: Algunos deseos exagerados de comer son consecuencia de carencias vitamínicas o de minerales. Por ejemplo, un apetito desmesurado por dulces y farináceos puede indicar carencias de vitaminas del grupo B.
10. Ingerir Cromo: Este mineral regula la secreción de insulina. La fuente natural más rica de cromo es la levadura de cerveza y los cereales integrales.
El propósito del alimento es incrementar la duración de la vida (comer para vivir y no vivir para comer), purificar la mente y contribuir a la fuerza física. Los alimentos son el combustible que necesita el cuerpo para mantenerse vital, así que imaginemos qué pasa cuando este combustible es impuro: nuestro motor orgánico deja de funcionar correctamente hasta que en algún momento se detiene. Para evitar que esto suceda debemos nutrir al cuerpo con componentes naturales.
Muchos de los problemas que se plantean a la hora de una alimentación sana es que nos parece imposible reemplazar los alimentos que ingerimos diariamente por otros más naturales y libres de conservantes químicos. Para hacer las cosas más fáciles te presentamos una lista de alimentos completamente naturales, que cubren todas las necesidades diarias del organismo y que constituyen sin duda “las bases para una ALIMENTACION NATURAL”. Pero recuerda que una buena dieta alimenticia debe estar siempre acompañada por una rutina cotidiana de ejercicios, pues ellos constituyen el ‘complemento necesario’ para alcanzar una vida más saludable.
Sin entrar en detalle sólo diremos que una alimentación completa e integral debe contener alimentos ricos en proteínas, hidratos de carbono, grasa (en mayor proporción de origen vegetal), fibras, azúcares (no azúcar blanca refinada), vitaminas y minerales. Considerando todas las propiedades anteriores es como el cuerpo obtiene energía y vitalidad para su funcionamiento, que involucra también el proceso de evacuación de los desechos tóxicos (por ejemplo la fibra facilita la eliminación de los residuos orgánicos).
Los alimentos enumerados a continuación son todos aquellos propuestos por el Naturismo y su selección se basa en los siguientes principios generales de alimentación:
Consumir cereales integrales.
Consumir todo tipo de frutas y verduras.
Consumir poca carne y preferentemente pollo y pescado.
Consumir lácteos descremados.
Consumir alimentos libre de productos químicos como conservantes.
Evitar el alcohol, el tabaco y el café.
No consumir grasa animal, frituras, chocolates y condimentos picantes.
Evitar el azúcar blanco reemplazándolo con miel de abejas.
No beber gaseosas y tomar mucha agua natural (8 vasos por día).
Comer hasta sentirse satisfecho (comer para vivir) y sin contar calorías.
Aprender a comer de acuerdo a las necesidades que marca el organismo.
No llevar a cabo dietas, pues la dieta “milagrosa” no existe.
Evitar los excesos y comer de acuerdo al desgaste de energía.
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